marzo 31, 2010

Tres segundos

Tres segundos me bastan para ser feliz, estar a tu lado y sonreir. Solo tres segundos, no pido más, eso es suficiente para no entristecer jamás.

Tres segundos ocupo verte para perderme en tí, para ahogarme en tus ojos y nunca querer salir, para guardar esa mirada en mi cabeza y así eternamente soñar y dormir.

Tres segundos más y me matan tus labios, desarman mi alma y la retuercen entre fantasías tan deliciosas como bellas, nada más tres segundos para así alcanzar las estrellas.

Tres segundos, tres hermosos segundos y nuevamente vuelvo a enloquecer, vuelvo a sumirme en mis sentimientos más profundos...

marzo 30, 2010

Entre calles

Entre calles desoladas, frío y nicotina, se encienden los sentidos y la soledad se vuelve acogedora. Cada paso es un recuerdo, cada recuerdo una emoción, cada emoción es otra inhalación.

Duermen todos menos yo, que, sin un rumbo fijado, camino por las interminables aceras acompañado por la nostalgia que silenciosa escucha mis pensamientos, sin preguntar, solo me escucha y ya... yo sé que ella me escucha...

La luna es buena compañía, sí, pero es como ese amigo que solo está para los buenos momentos, por que en los malos encuentra algo mejor que hacer y te da la espalda, te ve sin decir ni una palabra, nada más se queda por compromiso, por decir que te acompañó.

Las imágenes en mi mente se mezclan y me erizan la piel; tantos momentos, recuerdos y sensaciones que explotan y dejan huella... agrandan la huella que existía ya.

El sonido de un semáforo interrumpe mis reflexiones, me hace regresar otra vez a la realidad, como despertando de un letargo donde todo eran sueños y pasado, por ahora estoy de vuelta en la sucia ciudad... este regreso es una buena excusa para pegarle otro jalón al cigarro, es una buena excusa para volver a casa de una vez y sin chistar...

marzo 27, 2010

Paisajes

Subió su mirada como buscando algo entre las nubes naranja que hacían ver el cielo como una pintura surreal al óleo. Ella reía y lloraba cada vez que lo veía, era un cielo que algo ocultaba, un dios, un alma, un aguacero... algo... Ella quería ser feliz y dejar de sufrir, dejar atrás los retorcidos metales y vidrios rotos que no la dejan dormir.

Le gustaba ver como las montañas se van perdiendo entre las nubes en los días grises y tristes, para ella todo era un paisaje pintado, no confiaba en la realidad, solo anhelaba la felicidad en un mundo más allá.

Continuaba observando los celajes celestiales y se preguntaba: -¿Qué hay más allá de los paisajes pintados al óleo?- Como respuesta una fresquísima brisa jugó con sus cabellos y un ave amenizó el ambiente con su cantar... Ella cerró los ojos y fue feliz...

marzo 25, 2010

Fuego

Con su barba canosa y sus pies rotos, se sentó a mi lado y solo una palabra bastó para llamar mi atención: fuego, como el que destruye edificios, convierte en cenizas los árboles y mata lentamente cuando va arrasando con la pequeña maleza dentro del blanco cañón, cañón que no dispara pero que no deja de bombardear... ese fuego me hizo conocerlo.

Él no cambiaría mi vida ni yo la de él, pero ahí estábamos los dos; él, contándome de sus penurias, de sus mil peripecias para seguir en pie, para huir de las sirenas que noche tras noche convertían sus sueños en pesadillas. Por otro lado, yo le escuchaba y contaba de mis cosas, él me envidiaba y yo a él, para mí en ese momento aquel hombre era feliz, mientras que yo me ahogaba en mi mar de zozobra, ese mar que no termina de ahogar hasta que se quiere salir de él, mi cabeza era una pintura abstracta de mal gusto, una caótica explosión de sentimientos.

Los años en la universidad no le bastaron para ser feliz, sus ojos escondían la nostalgia de un pasado mejor, y sus manos la realidad de un presente díficil y sin fin. El alcohol en su sangre le daba esa sonrisa tan falsa como mi deseo de levantarme de ahí, yo solo quería pensar y no pensar, naufragar en el barco de la incertidumbre y fumar y fumar, escuchar al viejo y volver a fumar, batallando sin parar contra mis ganas de pensar, resignándome a que mañana otro día será.

Cada palabra suya captaba mi atención, ya que más que palabras, sus gritos alegres parecían imposibles de provenir desde dentro de tan afligida figura, y ahí lo volví a envidiar. En ruso me habló y creo que algo entendí, de todos modos para mí todo era lo mismo en ese instante, todo me llevaba a mi estúpida desesperación. Además, según me contó tiene hijos e hijas, y tuvo una mujer que lo amó y que aún el continúa queriendo, aunque llegó a resignarse a que ya no había que hacer, a que mañana otro día será. Una cucaracha le interrumpió, yo indiferente ni le puse atención, pero para él ese pequeño animal significó más que una interrupción, lastimosamente en ese instante desapareció mi usual curiosidad y no le hice preguntas sobre su encuentro con tan aborrecido insecto.

De repente llegó el bus, mi mente seguía igual; sus ropas continuaban sucias y su sonrisa también, pero una moneda y un par de cigarros fueron suficientes para hacerlo más feliz, él a cambio me envió unos buenos deseos tan clichés como falsos, pero yo con gusto los recibí al tiempo que le pagaba al chofer.

Fue esa una noche fría y húmeda, donde el fuego presentó a dos individuos que solo querían a alguien para hablar...

Yo...

Anoche ladraron los perros, ningún perro ladró, nadie los escuchó.

Las horas pasan y el tiempo no finaliza su maratón, espera a que un ataúd se abra ante mí, para finalmente dejar de avanzar, por que cuando yo muera el reloj se detendrá y el tiempo también ha de expirar.

Mañana el último gallo cantará al sol, pero el gallo no cantará porque nadie lo escuchará.

Cuando yo muero el egoismo no existe porque no existo yo, cuando yo vivo todos son egoistas ¿quien existe entonces si no existo yo?...

La brisa que va secando el agua salada de tu rostro dejó de soplar, las olas del mar ya no suenan ni te mojan los pies, las gaviotas dejaron de volar, nunca volaron las gaviotas y nunca mojó el mar, nunca la brisa tu rostro secó... Nunca los perros ladraron y ya el gallo no cantará...