octubre 27, 2009

Los Malditos Trigales

Trigales, grandes trigales avanzan hacia mí, trigales lisos y brillantes… Esos trigales hermosos que me tienen rodeado cual espantapájaros inútil, inútil pero rodeado de belleza, ahí estático esperando el momento para correr, abrazar los trigales y vivir de verdad.

Un holocausto de sentimientos nace en mi interior. Mi estómago no es más que un patético campo de guerra donde miles de explosiones acaban con la calma cada vez que recuerdo su mirada, su nombre, y yo solo me escondo entre las trincheras del olvido como un indeciso militar que no sabe si desea estar ahí.

Ahora solo queda dormir sin despertar, dormir sin dormir y luego despertar de un sueño que nunca comenzó pero que ahora ya terminó. No hay vuelta atrás, mi espalda está vulnerable a cualquier ataque, y mi corazón se contamina del maldito smog mientras mi pecho, de par en par, espera por sus abrazos que quizás nunca llegarán. Abrazos inexistentes que yo mismo he creado para aplacar el dolor de la una ilusión que no será.

Quiero descansar pero mi mente me lo impide, quiero volar pero la realidad es cruda y nada puede pasar. El recuerdo de una voz retumba en mis oídos aún, se ríe en mi rostro al tiempo que me dice que no puedo más, que mi fracaso mi tumba será.

Pensar en querer, querer pensar y soñar sin dormir, son mi penitencia, sufrir como un espantapájaros solo e ignorado es lo que merezco por creer en algo que desde el principio no iba a ser, por creer en algo más allá de esas paredes multicolor que suelen llamar realidad, por creer que iba a salir y abrazar los trigales que tanto deseé.

octubre 23, 2009

Mira

Abre tus ojos, mira a tu alrededor. Abre tu mente, piensa en todo el dolor, en todos los días que nunca vendrán, en todas las noches que no se vivirán. El miedo, el olor a carne quemada… ¿No te hacen llorar?

Una bandera te ha nublado la razón, ahora tu futuro es de solo un color y tu estandarte son las palabras de un desconocido que controla y engaña tu ingenua mente adiestrada por el más vil profesor.

Cree, siente que esto puede terminar, deja aquello que tu confundido orgullo no te permite dejar, esa arma disfrazada de bandera nacional, esos malditos cantos guerreros que solo logran opacar los gritos de la pena y la destrucción. Que tus verdaderos enemigos sean quienes te mandan a morir, quienes te mandan a matar, a destruir amores y fantasías, alegrías y mañanas ahora inexistentes en el negro y revuelto mar de la mísera guerra.


Las manchas de sangre en tus manos, ¿no te han hecho pensar? Te creías civilizado pero eres un animal más, una grieta en el puente de la paz, ese puente que gracias a tu ignorancia está muy cerca de colapsar otra vez.

Mira el uniforme que cubre tu cuerpo, el casco sobre tu mente que no te permite apreciar los tristes charcos carmesí que empapan las botas en tus pies, ¿acaso esto no trae a tus sueños los llantos de los huérfanos mutilados por ideologías que solo logran la maldita destrucción?

Da un giro y escupe a esos líderes, infelices titiriteros del mal. Siembra tu rifle para que nazca una flor, radiante y bella como la fraternidad. Entiende que las fronteras existen solo en la imaginación y que los sueños van más allá, hacia lugares que no sabes apreciar, que no existirán si no logras ponerte a razonar.

Ahora deja caer las lágrimas que tus “heroicos” ojos quieren oprimir. Recuerda que no es héroe el que mata sino el que impide matar y aunque aquí todo esté de cabeza algo se puede lograr. No seas basura y comienza a mirar.

octubre 06, 2009

En la esquina a la derecha...

Hay un pedazo de nosotros que nunca se va ni se olvida, es esa etapa de las mil aventuras, de ver las mesas como rascacielos, de ver a los adultos como seres inexplicablemente idiotas pero que todo lo saben, o creen saberlo. Donde la otra cuadra es un nuevo continente por descubrir.

Esos días de tierra en la manos, más no por trabajar, sino por buscar aquello que nunca se nos perdió, por escondernos de las tentaciones de nuestro futuro rutinario y seco, ese infeliz que nos quiso atrapar y que al fin logramos asimilar.

De la escuela 100 metros más y en la esquina a la derecha, frase que anhelo escuchar de nuevo cada vez que subo a un taxi, pero ahora voy solo, solo y atrapado por el monstruo del "que tengo que hacer mañana", ese maldito que no nos suelta y nos hace sus adictos, sus desgraciados adictos. Ya no existe la voz dulce y suave que amenizaba mis oídos con aquellas palabras... de vuelta a casa... ahora los golpeantes sonidos de un par de llaves se ríen en mi cara... de vuelta a la puta casa...

¿Donde quedaron las comidas sin acabar y los platos de postre vacíos? ¿Que ha pasado con los mil domingos de aventuras místicas y de luz del sol abriéndonos los ojos, obligándonos a vivir?... ¿Acaso se los tragó nuestro orgullo?... Nosotros mismos.

Quiero huir, correr en la esquina a la derecha... pero nada es igual. La televisión ya no hace dibujos ¡bah! estupideces, ya esa felicidad desapareció... Ya en la esquina a la derecha no hay más que otra esquina y luego 25 metros más, ya no se llega al hogar, ya no se llega a la niñez... Solo encuentro más momentos, más preciados momentos de los que no me quiero apartar...

octubre 05, 2009

Puertas

Cuando en la calle aún hay vida y en el cielo no hay luna ni estrellas. Cuando todo por la ventana tiene las mismas formas que la rutina y que el maldito "hace ocho días" , cuando al fin me doy cuenta que estoy despierto en una horrible pesadilla multicolor, dan ganas de escapar, de huir a ese sitio inexistente llamado soledad... Sí, a veces dan ganas de escapar hacia allá...

Mis fantasías hacen las de realidad otra vez, mis ojos creen ver lo que será pero que en realidad fue, esos "hace ocho días" ahora vienen a salvarme, a alejarme de ese letargo en el que me adentraba solo por buscar la soledad... Ahora estoy de vuelta y todo parece igual, hermoso pero igual... Las putas luces otra vez me iluminan la mirada y ya no me interesa caer en lo mismo, si vuelvo a volar por ese cielo lleno de humo y contaminación brutal, de sucio amor...

Nuevamente la busco y no la encuentro... ¿Qué pasa ahora?... ¿No había acabado ya?... Las puertas se abren y me invitan cordialmente a entrar, yo me niego y salta el engaño de su reflejo, de nuevo el "hace ocho días" toca mi hombro y confunde mis sueños con el pasado, los vende como mercancía barata...

Mil luces vuelven a brillar, la rutina me abraza y me hace esclavo de su recuerdo... El cielo oscuro llora sobre mí haciéndome sonreír y escupo la rutina y escupo su recuerdo... Otra vez soy feliz...